Luis Barragán, nuestro ícono mexicano
Por: Ing. Ricardo Reyes
Basta una mirada a su obra para que nuestro corazón y mente exploten, todos los sentidos del ser humano sonríen al ver su legado y, cómo no hacerlo. De diseño práctico, esencial y atemporal, Luis tiene el don de mostrarnos su sentir y pensar en cada rincón, en cada sombra y en cada volumen de sus casas y espacios, una sensación de estar en un espacio libre, su mejor inspiración el cielo y los jardines abiertos. Como él mismo se llamaba, era un jardinero de corazón, su obra siempre dirigida a cuidar y proteger la calidad de vida del ser humano, enemigo de las grandes ciudades y la modernidad.
Hombre religioso, de contemplación, humilde, de silencio y lectura, lector empedernido y generoso con sus amigos, único mexicano en ganar el Premio Pritzker en 1980. Tapatío de nacimiento en 1902, vio pasar muchos de sus días en el rancho de sus padres en Jalisco donde se enamoró de los colores y la vida mexicana. Viajero del mundo, particularmente en Europa, en la primera etapa de su vida dedicó tiempo de estudio y contemplación a la arquitectura de España y los jardines de la alambra. A su regreso a México en 1940 inicia a trabajar con obras sencillas como departamentos y casas en la colonia Cuauhtémoc de la ciudad de México, desarrolló y planificó el proyecto inmobiliario más exitoso en la historia de la Ciudad de México, Jardines del Pedregal.
Todavía recuerdo en mi infancia de inicios de los 80´s al pasar por periférico y ver esas columnas, edificios, torres, ¿qué era aquello que me hacía sentir en un cuento?, las Torres de Satélite, creación de Luis Barragán con Mathias Goeritz en 1957. Y así podemos hablar de obras importantísimas de Luis, como el Convento de las Capuchinas en Tlalpan, o el proyecto de Lomas Verdes con Juan Sordo Madaleno, o la fuente del mismo Lomas Verdes con Legorreta, entre muchas otras. Hablar de su obra es interminable, pero existen desde mi punto vista ciertas obras que destacan por su madurez, composición, y el timing perfecto del diseño y espacio.
Sin lugar a duda y, motivo de esta edición en su honor, es Casa Giraldi y la Casa Estudio Luis Barragán, motivo de mi inspiración profesional, culpable, lo reconozco, de abrir mis primeros libros de arquitectura y diseño. Es la terraza de Casa Giraldi, donde esa jacaranda es bendecida por formar parte de una de obra de arte viva, el color magenta de sus muros que me recuerda a cada instante que soy mexicano y su comedor de alma ecléctica que, sin duda, es el mejor diseño que conozco, y no por sus formas o colores, inclusive ni siquiera por su arquitectura, lo es por todo aquello que sólo Luis sabía hacer y lo hacia muy bien, conseguir hacer volar tu imaginación sin despegar los pies del suelo.
La Casa Estudio de Luis Barragán, ocupa un lugar por sí sola en los anales de la historia de la arquitectura mundial, pero mi segundo lugar favorito es su terraza azotea. Hagamos un esfuerzo para subir hasta ella sin hablar de sus habitaciones y lleguemos a ese espacio abierto al cielo, de formas modulares sólidas, firmes y humildes, espacio perfecto de contemplación y atemporalidad. Con el paso del tiempo y la modernidad en este mercado tan efervescente de la de arquitectura y la construcción, un mercado siempre a la vanguardia, siempre tendremos diseños y lugares icónicos y, porque no, personajes que nos inspiren. En este número quise compartir con ustedes a uno de los grandes arquitectos que ha visto México nacer, Luis Barragán, Ingeniero, Arquitecto, pero sobre todo artista que aun cuando ya no está, siempre será motivo de orgullo e inspiración.
Basta una mirada a su obra para que nuestro corazón y mente exploten, todos los sentidos del ser humano sonríen al ver su legado y, cómo no hacerlo. De diseño práctico, esencial y atemporal, Luis tiene el don de mostrarnos su sentir y pensar en cada rincón, en cada sombra y en cada volumen de sus casas y espacios, una sensación de estar en un espacio libre, su mejor inspiración el cielo y los jardines abiertos. Como él mismo se llamaba, era un jardinero de corazón, su obra siempre dirigida a cuidar y proteger la calidad de vida del ser humano, enemigo de las grandes ciudades y la modernidad.
Hombre religioso, de contemplación, humilde, de silencio y lectura, lector empedernido y generoso con sus amigos, único mexicano en ganar el Premio Pritzker en 1980. Tapatío de nacimiento en 1902, vio pasar muchos de sus días en el rancho de sus padres en Jalisco donde se enamoró de los colores y la vida mexicana. Viajero del mundo, particularmente en Europa, en la primera etapa de su vida dedicó tiempo de estudio y contemplación a la arquitectura de España y los jardines de la alambra. A su regreso a México en 1940 inicia a trabajar con obras sencillas como departamentos y casas en la colonia Cuauhtémoc de la ciudad de México, desarrolló y planificó el proyecto inmobiliario más exitoso en la historia de la Ciudad de México, Jardines del Pedregal.
Todavía recuerdo en mi infancia de inicios de los 80´s al pasar por periférico y ver esas columnas, edificios, torres, ¿qué era aquello que me hacía sentir en un cuento?, las Torres de Satélite, creación de Luis Barragán con Mathias Goeritz en 1957. Y así podemos hablar de obras importantísimas de Luis, como el Convento de las Capuchinas en Tlalpan, o el proyecto de Lomas Verdes con Juan Sordo Madaleno, o la fuente del mismo Lomas Verdes con Legorreta, entre muchas otras. Hablar de su obra es interminable, pero existen desde mi punto vista ciertas obras que destacan por su madurez, composición, y el timing perfecto del diseño y espacio.
Sin lugar a duda y, motivo de esta edición en su honor, es Casa Giraldi y la Casa Estudio Luis Barragán, motivo de mi inspiración profesional, culpable, lo reconozco, de abrir mis primeros libros de arquitectura y diseño. Es la terraza de Casa Giraldi, donde esa jacaranda es bendecida por formar parte de una de obra de arte viva, el color magenta de sus muros que me recuerda a cada instante que soy mexicano y su comedor de alma ecléctica que, sin duda, es el mejor diseño que conozco, y no por sus formas o colores, inclusive ni siquiera por su arquitectura, lo es por todo aquello que sólo Luis sabía hacer y lo hacia muy bien, conseguir hacer volar tu imaginación sin despegar los pies del suelo.
La Casa Estudio de Luis Barragán, ocupa un lugar por sí sola en los anales de la historia de la arquitectura mundial, pero mi segundo lugar favorito es su terraza azotea. Hagamos un esfuerzo para subir hasta ella sin hablar de sus habitaciones y lleguemos a ese espacio abierto al cielo, de formas modulares sólidas, firmes y humildes, espacio perfecto de contemplación y atemporalidad. Con el paso del tiempo y la modernidad en este mercado tan efervescente de la de arquitectura y la construcción, un mercado siempre a la vanguardia, siempre tendremos diseños y lugares icónicos y, porque no, personajes que nos inspiren. En este número quise compartir con ustedes a uno de los grandes arquitectos que ha visto México nacer, Luis Barragán, Ingeniero, Arquitecto, pero sobre todo artista que aun cuando ya no está, siempre será motivo de orgullo e inspiración.
COMENTARIOS
ARTÍCULOS DESTACADOS
Nuestro sitio web landandbuilding.com ofrece una cobertura original y constante de la industria inmobiliaria. Presenta las nuevas tendencias, productos y bienes raíces de alta gama, y brinda acceso a todos los contenidos digitales e imágenes de L&B Magazine.
Suscríbete
Anúnciate
¿Buscas promoverte y hacer crecer tu negocio?, anúnciate con nosotros y obtén los mejores resultados.
Contacto
¿Tienes alguna duda o comentario o deseas colaborar con Land and Building Magazine?