Puede ser alegoría, pero también describe al estado de Baja California Sur, pues cualquier otro intento de hacerlo resultará en una simple lista de adjetivos que no justificarán su belleza e identidad única.

Los Cabos es un paraíso encallado entre el desierto, la arena y el mar al sur del estado de Baja California Sur. Es una tierra bendita llena de vida, y bañada por el Mar de Cortés y el Océano Pacífico, tan especial y diverso como sus microclimas, corrientes de aire cálidas y frías, que se mezclan caprichosas para siempre sorprendernos. Aquí encontramos costas ideales para el surf, playas perfectas para nadar o admirar. También aloja varias de las casas más exclusivas del país, hoteles de gran turismo y una oferta gastronómica incomparable.

En su lado opuesto, al norte de estado encontramos lugares surreales. Mulegé, por ejemplo, es un sitio de playas paradisíacas de una divinidad creativa y caprichosa que plasma la belleza viva del mar. Es un lugar obligado para ese recorrido épico que algún día todos deberíamos realizar por la Baja. Mo podemos olvidar, también, las playas de Santispac, el Requesón o El Burro, que compiten en belleza con Mulegé.

En el centro del estado se encuentra Comondú, tierra próspera que ofrenda los frutos de su valle a México y el mundo. Del otro lado de la sierra, tenemos a Loreto, una de las misiones más importantes y cuna del nacimiento de la historia del Baja California Sur. Sus acantilados y montañas acunan a este pueblo increíble, poseedor además de una rica cultura gastronómica. Y, como cuando Dios da lo hace a manos llenas, también fue favorecido por encendidos atardeceres.

Sin olvidar la capital del estado, La Paz, hace honor a su nombre, es un lugar donde reina la siendo armonía entre ciudad y mar. Esta región cuenta con uno de los malecones urbanamente mejor ubicados de México. Invita a los lugareños y a los visitantes a dar largos paseos o, simplemente, a tomar una cerveza y ver el tiempo pasar.

Posiblemente, el lector ya haya adivinado mi amor por esta bendita tierra esbelta, bañada por dos mares y teñida por los más bellos atardeceres.