Cultura de dependencia económica
Por: Lic. Gabriela Gutiérrez
Si no nos conocemos, si no conocemos nuestro entorno, potencial y lo que queremos, no seremos capaces de contestar o de saber estas simples preguntas.
La historia de esta conmemoración se remonta al 8 de marzo de 1875 en Estados Unidos. Según las Naciones Unidas, cientos de trabajadoras textiles conocidas como ‘garment workers’ de una fábrica de Nueva York se manifestaron en busca de la igualdad salarial respecto a los hombres, además de una mejora en sus condiciones laborales.
En esta manifestación 120 trabajadoras fueron asesinadas a manos de la policía, situación que dos años después fue fundamental para crear el primer sindicato femenino de la historia.
Después, en 1908, cerca de 15,000 mujeres trabajadoras salieron a las calles de Nueva York bajo el lema de ‘Pan y Rosas’, manifestándose contra las jornadas interminables, las condiciones inhumanas y los penosos salarios. Tres años después llegaría el suceso que marcaría definitivamente el movimiento feminista, el 25 de marzo de 1911 sucedió el desastre industrial con más víctimas mortales de la ciudad de Nueva York (catalogado así por la Organización Internacional del Trabajo (ILO); 146 mujeres murieron en un incendio en la fábrica textil Triangle Shirtwaist a causa de derrumbes, quemaduras e intoxicación por humo.
Las muertes se dieron debido a que los propietarios de la fábrica sellaron las salidas del edificio. Estas muertes no fueron en vano y provocó importantes cambios en la legislación laboral, además del nacimiento del Sindicato Internacional de Mujeres Trabajadoras Textiles.
Clara Zetkin, en la II Conferencia Internacional de Mujeres Socialistas de Copenhague en 1920 fue quien lanzó la propuesta, aprobada por unanimidad, de conmemorar el Día Internacional de la mujer en el mes de marzo con el objetivo de lograr el voto para la mujer.
Fue en 1975 que la Organización de las Naciones Unidas hizo oficial el Día Internacional de la Mujer.
El día de la Mujer tiene que ver con el trabajo, con la igualdad en los salarios y los beneficios, con la disciplina, con las horas invertidas, con el dinero y su manejo, con el estatus de vida, con el respeto y la tolerancia, pero, sobre todo, con el reconocimiento del esfuerzo.
El origen del dinero se da porque somos seres humanos y siempre queremos estar mejor, vivir mejor, estar sanos, ser útiles, usar nuestro tiempo, pertenecer, dar, recibir, trascender. Cuando valoramos nuestro tiempo, valoramos el esfuerzo que hacemos al trabajar.
En los países latinoamericanos la independencia económica para las mujeres parece ser un privilegio de pocas, la educación indica que las mujeres deben estar siempre atadas a responsabilidades que tienen que ver con labores del hogar y la crianza de los hijos, y la aspiración no va enfocada en crecer profesionalmente o en competir afuera de casa, si no en encontrar a su pareja ideal que “la saque de trabajar”. Existe un conformismo socialmente aceptado de que pasamos de depender de nuestros padres a depender de nuestras parejas y de que es un trabajo fácil quedarse en casa.
La cultura de la dependencia económica poco a poco se va mermando, pero estamos en una transición que nos ata con nuestros ancestros y trata, al mismo tiempo de liberarnos de la presión social.
El sobresalir, el ser independiente implica un gran esfuerzo, doble o triple del que tradicionalmente está previsto, implica muchas horas de dedicación, de trabajo, sin abandonar a nuestras familias, hijos, parejas y amigos. Es difícil cambiar la cultura, es difícil el trabajo, es difícil manejar muchas cosas, es difícil dejar a nuestros hijos cuando pensamos que a lo mejor no nos van a querer por trabajar o que nuestras parejas no nos van a dejar crecer profesionalmente, o que nuestras amigas no nos van a apoyar si trabajamos. Tengo noticias buenas ¡sí se puede¡ Me encuentro rodeada de mujeres exitosas que sobresalen profesionalmente y que son independientes económicamente y que apoyan a otras con su ejemplo: la escritora, la agente de bienes raíces, la asesora de inversiones, la abogada, la empresaria, la doctora, la alta ejecutiva, todas ellas han estudiado, trabajado muy duro, han sacado todas sus fuerzas para aprovechar su tiempo, para optimizarlo y repartirlo entre todas sus actividades, su familia, sus amigos, su pareja, su hogar.
El ganar nuestro propio dinero y ser independientes económicamente nos empodera, nos permite no depender de nadie, incluso emocionalmente. Nos permite sobresalir, nos da a opción de escoger, de prosperar, de ayudar y puedo asegurar que nos permite ser ejemplo.
Es mucho más fácil delegar aquellas tareas cuando podemos pagar por ellas: a lo mejor ayuda en la casa, comida, niñera, chofer, asistente. Podemos entrar en la cultura de independencia económica.
Seguido las mujeres no tenemos la autoconfianza de reconocer que sí podemos, tenemos el conflicto de reconocer que nos gusta más trabajar fuera, que estar en la casa, que también nos gusta tener dinero y comprar nuestras cosas, sin pedirle a nadie. Que somos muy competitivas y que nos gusta ganar. No sintamos que, si dejamos a nuestros hijos en casa y salimos a trabajar, nos van a querer menos, si trabajar y triunfar nos hace felices, eso es lo que nuestros hijos van a ver, los hijos quieren mamás felices, así como las mamás queremos hijos felices. Sacrificio…sí, pero hay sacrificio en todo, siempre cambiamos unas cosas por otras.
Cambiemos la cultura de dependencia económica intentándolo, trabajando, con sacrificio y confianza. Honremos a las mujeres que cada día nos dan ejemplo de superación profesional.
Ejemplo, ejemplo, ejemplo, eso es lo que necesitamos para lograr estar en equidad y armonía.
Gracias a todas las mujeres que incluso fueron víctimas y dieron su vida para que hoy podamos estar presentes, emprendiendo, siendo exitosas y también siendo mamás, cocinando, yendo a las juntas de la escuela y además apoyando a familia, amigos y comunidad.
No solo vamos a conmemorar esta fecha, vamos a felicitarnos por ser mujeres, por recordar que tenemos energía y que seremos ejemplo y que conmemorar esta fecha, nos hace más fuertes, nos da energía y luz para contagiar al mundo de nuestra alegría de vivir y de ser mujeres valientes y sagaces sin perder nuestra esencia sensible.
No necesitamos pelear para que nos respeten, necesitamos empezar respetando, reconocer lo que queremos, estudiar, trabajar duro, tomar nuestras propias decisiones financieras y económicas para ser ejemplo aquí, ahora y siempre.
Si no nos conocemos, si no conocemos nuestro entorno, potencial y lo que queremos, no seremos capaces de contestar o de saber estas simples preguntas.
La historia de esta conmemoración se remonta al 8 de marzo de 1875 en Estados Unidos. Según las Naciones Unidas, cientos de trabajadoras textiles conocidas como ‘garment workers’ de una fábrica de Nueva York se manifestaron en busca de la igualdad salarial respecto a los hombres, además de una mejora en sus condiciones laborales.
En esta manifestación 120 trabajadoras fueron asesinadas a manos de la policía, situación que dos años después fue fundamental para crear el primer sindicato femenino de la historia.
Después, en 1908, cerca de 15,000 mujeres trabajadoras salieron a las calles de Nueva York bajo el lema de ‘Pan y Rosas’, manifestándose contra las jornadas interminables, las condiciones inhumanas y los penosos salarios. Tres años después llegaría el suceso que marcaría definitivamente el movimiento feminista, el 25 de marzo de 1911 sucedió el desastre industrial con más víctimas mortales de la ciudad de Nueva York (catalogado así por la Organización Internacional del Trabajo (ILO); 146 mujeres murieron en un incendio en la fábrica textil Triangle Shirtwaist a causa de derrumbes, quemaduras e intoxicación por humo.
Las muertes se dieron debido a que los propietarios de la fábrica sellaron las salidas del edificio. Estas muertes no fueron en vano y provocó importantes cambios en la legislación laboral, además del nacimiento del Sindicato Internacional de Mujeres Trabajadoras Textiles.
Clara Zetkin, en la II Conferencia Internacional de Mujeres Socialistas de Copenhague en 1920 fue quien lanzó la propuesta, aprobada por unanimidad, de conmemorar el Día Internacional de la mujer en el mes de marzo con el objetivo de lograr el voto para la mujer.
Fue en 1975 que la Organización de las Naciones Unidas hizo oficial el Día Internacional de la Mujer.
El día de la Mujer tiene que ver con el trabajo, con la igualdad en los salarios y los beneficios, con la disciplina, con las horas invertidas, con el dinero y su manejo, con el estatus de vida, con el respeto y la tolerancia, pero, sobre todo, con el reconocimiento del esfuerzo.
El origen del dinero se da porque somos seres humanos y siempre queremos estar mejor, vivir mejor, estar sanos, ser útiles, usar nuestro tiempo, pertenecer, dar, recibir, trascender. Cuando valoramos nuestro tiempo, valoramos el esfuerzo que hacemos al trabajar.
En los países latinoamericanos la independencia económica para las mujeres parece ser un privilegio de pocas, la educación indica que las mujeres deben estar siempre atadas a responsabilidades que tienen que ver con labores del hogar y la crianza de los hijos, y la aspiración no va enfocada en crecer profesionalmente o en competir afuera de casa, si no en encontrar a su pareja ideal que “la saque de trabajar”. Existe un conformismo socialmente aceptado de que pasamos de depender de nuestros padres a depender de nuestras parejas y de que es un trabajo fácil quedarse en casa.
La cultura de la dependencia económica poco a poco se va mermando, pero estamos en una transición que nos ata con nuestros ancestros y trata, al mismo tiempo de liberarnos de la presión social.
El sobresalir, el ser independiente implica un gran esfuerzo, doble o triple del que tradicionalmente está previsto, implica muchas horas de dedicación, de trabajo, sin abandonar a nuestras familias, hijos, parejas y amigos. Es difícil cambiar la cultura, es difícil el trabajo, es difícil manejar muchas cosas, es difícil dejar a nuestros hijos cuando pensamos que a lo mejor no nos van a querer por trabajar o que nuestras parejas no nos van a dejar crecer profesionalmente, o que nuestras amigas no nos van a apoyar si trabajamos. Tengo noticias buenas ¡sí se puede¡ Me encuentro rodeada de mujeres exitosas que sobresalen profesionalmente y que son independientes económicamente y que apoyan a otras con su ejemplo: la escritora, la agente de bienes raíces, la asesora de inversiones, la abogada, la empresaria, la doctora, la alta ejecutiva, todas ellas han estudiado, trabajado muy duro, han sacado todas sus fuerzas para aprovechar su tiempo, para optimizarlo y repartirlo entre todas sus actividades, su familia, sus amigos, su pareja, su hogar.
El ganar nuestro propio dinero y ser independientes económicamente nos empodera, nos permite no depender de nadie, incluso emocionalmente. Nos permite sobresalir, nos da a opción de escoger, de prosperar, de ayudar y puedo asegurar que nos permite ser ejemplo.
Es mucho más fácil delegar aquellas tareas cuando podemos pagar por ellas: a lo mejor ayuda en la casa, comida, niñera, chofer, asistente. Podemos entrar en la cultura de independencia económica.
Seguido las mujeres no tenemos la autoconfianza de reconocer que sí podemos, tenemos el conflicto de reconocer que nos gusta más trabajar fuera, que estar en la casa, que también nos gusta tener dinero y comprar nuestras cosas, sin pedirle a nadie. Que somos muy competitivas y que nos gusta ganar. No sintamos que, si dejamos a nuestros hijos en casa y salimos a trabajar, nos van a querer menos, si trabajar y triunfar nos hace felices, eso es lo que nuestros hijos van a ver, los hijos quieren mamás felices, así como las mamás queremos hijos felices. Sacrificio…sí, pero hay sacrificio en todo, siempre cambiamos unas cosas por otras.
Cambiemos la cultura de dependencia económica intentándolo, trabajando, con sacrificio y confianza. Honremos a las mujeres que cada día nos dan ejemplo de superación profesional.
Ejemplo, ejemplo, ejemplo, eso es lo que necesitamos para lograr estar en equidad y armonía.
Gracias a todas las mujeres que incluso fueron víctimas y dieron su vida para que hoy podamos estar presentes, emprendiendo, siendo exitosas y también siendo mamás, cocinando, yendo a las juntas de la escuela y además apoyando a familia, amigos y comunidad.
No solo vamos a conmemorar esta fecha, vamos a felicitarnos por ser mujeres, por recordar que tenemos energía y que seremos ejemplo y que conmemorar esta fecha, nos hace más fuertes, nos da energía y luz para contagiar al mundo de nuestra alegría de vivir y de ser mujeres valientes y sagaces sin perder nuestra esencia sensible.
No necesitamos pelear para que nos respeten, necesitamos empezar respetando, reconocer lo que queremos, estudiar, trabajar duro, tomar nuestras propias decisiones financieras y económicas para ser ejemplo aquí, ahora y siempre.
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