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Ciencia y esencia del Patronato

Por: Lic. Armando Figaredo

La figura del Patronato, desde el punto de vista etimológico, es de origen latino tardío patronatus: ‘derecho del patrono’, `patrocinio’ y se suele definir como un órgano colegiado que se encarga de dirigir, administrar con diligencia los bienes que conforman a una sociedad funcional.
La figura del Patronato, desde el punto de vista etimológico, es de origen latino tardío patronatus: ‘derecho del patrono’, `patrocinio’ y se suele definir como un órgano colegiado que se encarga de dirigir, administrar con diligencia los bienes que conforman a una sociedad funcional.
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Se puede decir que es un Consejo formado por varias personas que ejercen funciones rectoras, asesoras o de vigilancia de una institución, o también como una corporación de personas designadas por un fundador, que tiene el encargo -por voluntad propia- de llevar a cabo obras pías o de beneficio para una comunidad determinada.

Es pertinente destacar que el Patronato no actúa como una junta directiva de una empresa privada ya que no recibe beneficios. En cambio, gobiernan una fundación, es decir, una sociedad sin ánimo de lucro por lo que no se repartirán las ganancias obtenidas, sino que invertirán los rendimientos conseguidos en los fines por los cuales se creó la fundación.

Si bien el Patronato suele conformarse por particulares que pueden ser empresarios, académicos, profesionistas, artistas o ciudadanos en general que buscan contribuir con su tiempo, esfuerzo, iniciativa y creatividad, al bienestar de su comunidad, también podría conformarse como una sinergia de los sectores público y privado, siempre y cuando se mantenga un equilibrio armónico donde la política debiera estar excluida.

Normalmente el Patronato funciona a partir de donativos obtenidos por el sector empresarial privado, nacional e internacional. Además cuenta con distintas actividades de recaudación de fondos como lo son las membresías o eventos diversos, entre otros. Estos donativos representan un rol fundamental para cubrir las distintas necesidades que se presenten para la subsistencia del objeto del Patronato.

Uno de los ejemplos de patronatos exitosos es el del Museo Nacional de Antropología e Historia de la Ciudad de México que ha auspiciado algunas de las obras más importantes que se han logrado restaurar gracias a los donativos del Patronato. Incluyen al mural Dualidad del artista Rufino Tamayo y el Monolito de Tláloc, entre muchas obras más.

El apoyo del Patronato hacia el Museo no se limita a la restauración de la obra, sino que se enfoca también al mantenimiento y mejoramiento de las instalaciones actuales. A través de actividades de recaudación de fondos y la colaboración de donantes del sector empresarial y social.

A nivel local, un ejemplo es el Patronato del Heroico Cuerpo de Bomberos de Cabo San Lucas o el de la Cruz Roja, que está integrado por ciudadanos comprometidos con su comunidad, procurando, en todo momento, fondos para incrementar y mantener sus recursos humanos y materiales.

En ocasiones, los participantes hacen aportaciones económicas para facilitar y mejorar las operaciones; sin embargo, este no es su principal valor, sino su eficacia, transparencia, rendición periódica de cuentas y, en especial, la fuerza de su convocatoria para encontrar y contagiar a otros participantes afines al objetivo del Patronato y así lograr los objetivos acordados en su origen más los que se vayan acumulando mientras se va desarrollando.

Es evidente que, como cualquier organización o fundación, debe contar con estatutos que regulen su composición, así como las reglas para su designación y la forma en la que se deliberarán acuerdos.

En el caso de la cultura, como podría ser la operación y mantenimiento de un teatro, por ejemplo, una alternativa para fortalecer la mirada artística o comunitaria consiste en disponer de consejos asesores artísticos o sociales con autoridad y funciones específicas.

Otro de los aspectos de destacada relevancia en el caso de un Patronato mixto de participación pública y privada, es la libertad o flexibilidad en las propuestas que se generen dentro del seno de su dirigencia por parte de sus integrantes.

De ahí la importancia jurídica que permita un Patronato con estas intenciones, debe considerar, sobre todo, la posibilidad de admitir y sopesar opciones de actividades que generen recursos humanos y materiales a partir de sus propias iniciativas.

En síntesis, un Patronato puede lograr objetivos insospechados que se traduzcan en beneficios tangibles para una comunidad en diferentes rubros que van desde la administración y operación de cuerpos de rescate e instituciones de asistencia social, hasta la construcción o remodelación de recintos o instalaciones para actividades culturales o deportivas que contribuyan a una comunidad más unida y solidaria basada en causas eminentemente de beneficio social.

Se puede decir que es un Consejo formado por varias personas que ejercen funciones rectoras, asesoras o de vigilancia de una institución, o también como una corporación de personas designadas por un fundador, que tiene el encargo -por voluntad propia- de llevar a cabo obras pías o de beneficio para una comunidad determinada.

Es pertinente destacar que el Patronato no actúa como una junta directiva de una empresa privada ya que no recibe beneficios. En cambio, gobiernan una fundación, es decir, una sociedad sin ánimo de lucro por lo que no se repartirán las ganancias obtenidas, sino que invertirán los rendimientos conseguidos en los fines por los cuales se creó la fundación.

Si bien el Patronato suele conformarse por particulares que pueden ser empresarios, académicos, profesionistas, artistas o ciudadanos en general que buscan contribuir con su tiempo, esfuerzo, iniciativa y creatividad, al bienestar de su comunidad, también podría conformarse como una sinergia de los sectores público y privado, siempre y cuando se mantenga un equilibrio armónico donde la política debiera estar excluida.

Normalmente el Patronato funciona a partir de donativos obtenidos por el sector empresarial privado, nacional e internacional. Además cuenta con distintas actividades de recaudación de fondos como lo son las membresías o eventos diversos, entre otros. Estos donativos representan un rol fundamental para cubrir las distintas necesidades que se presenten para la subsistencia del objeto del Patronato.

Uno de los ejemplos de patronatos exitosos es el del Museo Nacional de Antropología e Historia de la Ciudad de México que ha auspiciado algunas de las obras más importantes que se han logrado restaurar gracias a los donativos del Patronato. Incluyen al mural Dualidad del artista Rufino Tamayo y el Monolito de Tláloc, entre muchas obras más.

El apoyo del Patronato hacia el Museo no se limita a la restauración de la obra, sino que se enfoca también al mantenimiento y mejoramiento de las instalaciones actuales. A través de actividades de recaudación de fondos y la colaboración de donantes del sector empresarial y social.

A nivel local, un ejemplo es el Patronato del Heroico Cuerpo de Bomberos de Cabo San Lucas o el de la Cruz Roja, que está integrado por ciudadanos comprometidos con su comunidad, procurando, en todo momento, fondos para incrementar y mantener sus recursos humanos y materiales.

En ocasiones, los participantes hacen aportaciones económicas para facilitar y mejorar las operaciones; sin embargo, este no es su principal valor, sino su eficacia, transparencia, rendición periódica de cuentas y, en especial, la fuerza de su convocatoria para encontrar y contagiar a otros participantes afines al objetivo del Patronato y así lograr los objetivos acordados en su origen más los que se vayan acumulando mientras se va desarrollando.

Es evidente que, como cualquier organización o fundación, debe contar con estatutos que regulen su composición, así como las reglas para su designación y la forma en la que se deliberarán acuerdos.

En el caso de la cultura, como podría ser la operación y mantenimiento de un teatro, por ejemplo, una alternativa para fortalecer la mirada artística o comunitaria consiste en disponer de consejos asesores artísticos o sociales con autoridad y funciones específicas.

Otro de los aspectos de destacada relevancia en el caso de un Patronato mixto de participación pública y privada, es la libertad o flexibilidad en las propuestas que se generen dentro del seno de su dirigencia por parte de sus integrantes.

De ahí la importancia jurídica que permita un Patronato con estas intenciones, debe considerar, sobre todo, la posibilidad de admitir y sopesar opciones de actividades que generen recursos humanos y materiales a partir de sus propias iniciativas.

En síntesis, un Patronato puede lograr objetivos insospechados que se traduzcan en beneficios tangibles para una comunidad en diferentes rubros que van desde la administración y operación de cuerpos de rescate e instituciones de asistencia social, hasta la construcción o remodelación de recintos o instalaciones para actividades culturales o deportivas que contribuyan a una comunidad más unida y solidaria basada en causas eminentemente de beneficio social.

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