El avance tecnológico de nuestros días nos hace anhelar la posibilidad de implementar solución a un problema que de una u otra manera se ha dejado sin resolver adecuadamente y continúa vigente; tal es el caso de las aguas residuales no tratadas, aquí en Los Cabos es necesario consolidar el exitoso desarrollo turístico y crecimiento poblacional mejorando e implementando los sistemas de tratamiento y conducción de aguas negras, a la fecha insuficientes en su capacidad y por ende focos de polución e insalubridad. Habiendo tenido la oportunidad de vivir en este lugar desde los albores de su desarrollo me parece prioritario señalar que uno de los retos que merece nuestra atención es evitar la contaminación del ambiente y aire que se respira alrededor de una planta de tratamiento con arribo de aguas que rebasan su capacidad de procesamiento, misma que esparce olores fétidos ofensivos a nuestro olfato; inadmisibles en un destino turístico como el nuestro, asimismo resolver la conducción de las aguas residuales, que aparecen de vez en vez en nuestra ciudad, brotando en la superficie del asfalto en su camino aguas abajo. El crecimiento de nuestras ciudades requiere de infraestructura adecuada, líneas de conducción de mayor diámetro que atiendan la demanda creciente poblacional de hoy y la del futuro cercano, la pregunta obligada es ¿por qué no se ha solucionado y se atiende solo a medias? Siendo un elemento clave en la infraestructura de una ciudad; tiene un reto especial, no es tan visible, pero si perceptible por nuestro sentido del olfato y el deterioro del medio ambiente. Su solución requiere de inversión e instalaciones modernas que no dejarán huella de alta impacto perceptible visualmente como alguna otra mejora urbana por lo cual no causarán activismo político. Sin embargo, en un lugar donde la polución del aire no es un problema, esta solución se considera prioritaria, para nuestra salud, ya que es incomprensible que, en las cercanías de olores fétidos, se encuentren locales para degustar alimentos. Este problema ha ido creciendo a la par de la población, habiendo casos donde el agua negra corre por calles y arroyos dando como resultado focos de insalubridad y daño a nuestro frágil ecosistema.

El estero Josefino agradecería que las aguas residuales que se viertan en él tengan la calidad de agua aprobada para su incorporación en el espejo de agua. Este es un reto que requiere de nuestra participación, apelando a la conciencia de nuestros gobernantes para que le consideren prioridad y le den atención a corto plazo.

En los planes de desarrollo en un lugar como Los Cabos donde la expectativa ambiental es alta, y los vientos mueven aire puro sin contaminación, habría que recordar que nuestro destino promueve atractivos naturales impolutos; comparativamente debemos recordar a la expresión del salmista que expresa del perfumista: “Las moscas muertas hacen que el ungüento del perfumista tenga mal olor”.

Los Cabos tiene un atractivo visual incomparable y una perspectiva de percepción de ambiente prístino, no dejemos que algunas “moscas” echen a perder su atractivo perfume.