Los arquitectos, como los maestros de la estructura y la distribución espacial, establecen las bases del proyecto. Su conocimiento en cuanto a las limitaciones estructurales y las regulaciones del código de construcción es esencial para garantizar la seguridad y la integridad del edificio. Además, determinan la disposición de los espacios, considerando la orientación solar, la circulación y la relación con el entorno circundante.

Por otro lado, los diseñadores de interiores aportan una perspectiva única centrada en la estética y la comodidad. Se encargan de seleccionar colores, texturas, muebles y detalles decorativos que reflejen la visión del cliente y creen un ambiente acogedor y atractivo. Además, optimizan el uso del espacio interior, maximizando la funcionalidad y el flujo.

En 1934, Frank Lloyd Wright fue comisionado por Edgar J. Kaufmann, un rico comerciante de Pittsburgh, para diseñar una casa de fin de semana en su propiedad en el condado de Fayette, Pensilvania. Este proyecto sería conocido como la Casa de la Cascada debido a su ubicación cerca de una cascada natural en el terreno. Sin embargo, Wright no estaría solo en este empeño. Kaufmann tenía una visión más amplia para su residencia y entendió que el interior de la casa debía ser igual de extraordinario que su exterior. Fue entonces cuando recurrió a Jacques Doucet, el renombrado interiorista parisino, para colaborar en este ambicioso proyecto.
<br< La colaboración entre Wright y Doucet fue una combinación perfecta de la funcionalidad y la estética. Wright, conocido por su estilo arquitectónico orgánico, diseñó la casa de manera que se integrara perfectamente con su entorno natural. Sus planos incluyeron balcones suspendidos sobre la cascada, techos planos y ventanas expansivas que permitían que la luz y la naturaleza se fusionaran con el interior de la casa.
Por su parte, Jacques Doucet trajo su elegante sensibilidad europea al diseño de interiores. Utilizó materiales naturales como madera y piedra, y creó una paleta de colores suaves que complementaban el entorno. Sus muebles y accesorios fueron seleccionados meticulosamente para realzar la belleza de la arquitectura de Wright sin eclipsarla. Cada espacio interior de la Casa de la Cascada se convirtió en una obra de arte en sí mismo, gracias a la visión de Doucet.

La Casa de la Cascada se completó en 1937 y se convirtió en un hito en la historia de la arquitectura moderna y el diseño de interiores. La colaboración entre Frank Lloyd Wright y Jacques Doucet demostró que la arquitectura y el diseño de interiores pueden ser dos caras de la misma moneda, y cuando se fusionan con maestría, crean una sinfonía que perdura en el tiempo.

Hoy en día, la Casa de la Cascada es un destino turístico y un testimonio perdurable de la genialidad de estos dos maestros. Su colaboración sigue siendo un punto de referencia en el mundo del diseño, inspirando a arquitectos e interioristas de todo el mundo a buscar la armonía entre la estructura y el interior en sus propias creaciones. Una verdadera sinfonía arquitectónica que continúa tocando sus notas en la historia del diseño.