El sitio seleccionado para desarrollar un campo de golf es fundamental ya que éste le dará el carácter, calidad y valor a su construcción. En la actualidad son parte orgánica  y de influencia relevante en la ordenación del territorio, aunque se conciben todavía como “espacios verdes”, altamente productivos para los desarrolladores por la plusvalización de los terrenos colindantes y resultantes, para desarrollos residenciales y habitacionales en cualquiera de sus expresiones.

La arquitectura de un campo de golf es en una superficie de juego sobre pasto, que no tiene medidas estandarizadas por lo que su diseño es crucial, en su planteamiento el objetivo principal será lograr una cancha que permita celebrar competencias y que en su desarrollo estratégico permita la flexibilidad de que puedan participar tanto jugadores amateurs como profesionales y que el planteamiento del diseñador desde las mesas de salida y el trayecto de juego planteado para cada una de las categorías, considerando que con la aplicación de ventajas determinadas por el hándicap les permita participar en un juego competitivo lo más equilibrado posible.

El trazo del campo de golf juega un papel fundamental ya que define el recorrido, así como su cadencia y ritmo de juego, buscando en todo momento provocar en el jugador el establecimiento de estrategias para sortear los diferentes obstáculos del campo en su recorrido, desde las mesas de salida hasta embocar su pelota en la copa del hoyo en el green, hoyo por hoyo, hasta concluir una ronda regular de 18 hoyos.

También debe retar a los jugadores en la implementación de estrategias y desafíos en su recorrido, mediante la colocación y distribución de una amplia gama de obstáculos que definen los retos estratégicos de un campo de golf, con la incorporación de bunkers, espejos de agua, lagos, ríos y mar, macizos de arbustos, árboles o palmeras, áreas de aterrizaje en fairway’s, así como el diseño de green’s que sean rápidos, ondulados, que permitan áreas de colocación de banderas para torneos y que sean receptivos a diferentes enfoques de tiro manteniendo la equidad, para poner a prueba las habilidades, templanza y consistencia del jugador. Estos elementos se deben centrar y enfocar en la sostenibilidad como clave en el proceso de su concepción y diseño.

Son de fundamental importancia las consideraciones de sostenibilidad en las prácticas de mantenimiento y gestión de campos de golf, así como la Mitigación del Impacto Ambiental al evaluar los posibles impactos ecológicos del proyecto sobre los recursos hídricos, la vida silvestre y los ecosistemas locales. Debiendo establecer la implementación puntual de estrategias para minimizar el daño ambiental a plantaciones nativas y hábitat de fauna silvestre, proponiendo la utilización de fertilizantes orgánicos, así como técnicas probadas y eficientes de gestión del agua, incluidos sistemas inteligentes de riego y recopilación pluvial, el aprovechamiento de aguas residuales tratadas, la utilización y aprovechamiento de fuentes de energía renovables como la solar y la eólica para satisfacer las necesidades energéticas y la gestión responsable de residuos.

Desde el punto de vista paisajístico debe propiciar que el jugador disfrute de un recorrido que le disfrutar plenamente de su recorrido, ya que el golf más allá de un deporte, también es una experiencia y por lo tanto será fundamental el entorno en el que se crea.

Desde el punto de vista urbanístico, la manera de implementar un capo de golf sobre un terreno es única y por el momento en el que se desarrolla se clasifica en tres grupos:

•  Campos diseñados de manera previa al proyecto,
• Campos diseñados conjuntamente con la planificación urbanística del proyecto maestro y
• Campos diseñados de manera posterior a la planificación urbanística del proyecto.

Consideraciones clave en el diseño de un campo de golf

• Su integración al terreno natural,
• La delimitación del perímetro del área de juego de cada uno de los hoyos y la del campo en sí,
•  La implementación y/o adecuación de cuerpos de agua, contornos, vegetación,
• Cambios de elevación del terreno para crear hoyos atractivos y desafiantes, y
• Equilibrio en el diseño estratégico del paisaje sin que interfiera con la jugabilidad del golfista.