Quisiera empezar dando un contexto de los orígenes de la sustentabilidad, los cuales nos llevan a los primeros habitantes de la Tierra, seres humanos que vivían en sincronía con su entorno, utilizando los recursos naturales de manera prudente y eficaz. En aquel tiempo no existían industrias ni tecnologías; las personas sembraban sus alimentos, cazaban para subsistir y se refugiaban en elementos naturales, preservando así el equilibrio ambiental y garantizando su supervivencia.

En la actualidad, la vida moderna parece haber convertido ciertos elementos en necesidades indiscutibles para el confort diario. Sin embargo, en los últimos años, hemos presenciado un cambio profundo. Actualmente se está redescubriendo la autonomía en prácticas como la agricultura propia, la generación de energía renovable, la utilización de materiales de bajo impacto ambiental o bien la virtud de residir lejos de las grandes urbes y vivir cómodamente sin necesidad de utilizar su infraestructura, creando comunidades autosuficientes, lejos del bullicio urbano.

Este fenómeno plantea una reflexión: ¿estamos regresando a nuestros orígenes en busca de una vida más sustentable? La creación de estas comunidades muestra que, en un mundo que enfrenta crisis ambientales, la sustentabilidad ya no es solo una idea del pasado, sino un camino hacia el futuro.

Ahora, hablando de Baja California Sur, específicamente de Cabo del Este, notamos que en términos de infraestructura la región carece de los recursos suficientes para proveer de servicios básicos a los múltiples desarrollos y comunidades que están surgiendo. Esto podría verse como un obstáculo, ya que implementar servicios como luz, agua, drenaje e internet para grandes desarrollos suele requerir una inversión significativa. Sin embargo, esta “desventaja” de no contar con servicios establecidos puede ser una oportunidad para incentivar cambios sostenibles en las comunidades y fomentar nuevas prácticas que beneficien al medio ambiente.

En el mundo existen varios ejemplos de comunidades sustentables que han adoptado un enfoque innovador hacia la construcción y la vida urbana. Estas comunidades no solo minimizan su impacto ambiental, sino también establecen modelos inspiradores para proyectos futuros en lugares con acceso limitado a infraestructura.

Un ejemplo notable es Masdar City en Abu Dhabi, una ciudad planeada para ser completamente sostenible. Aquí se han implementado tecnologías avanzadas como torres eólicas, energía solar, y un sistema de transporte eléctrico que conecta toda la ciudad. El proyecto está diseñado para funcionar casi completamente con energías renovables, utilizando paneles solares. Su infraestructura incluye un sistema de reciclaje del 80% de sus residuos y la reutilización de aguas residuales, creando un entorno urbano de muy baja huella de carbono.

Otro ejemplo es el Barrio de Vauban en Friburgo, Alemania, conocido como la “Ciudad del Futuro”. Vauban promueve el transporte sostenible, donde el 70% de sus habitantes utilizan bicicletas o tranvías para trasladarse en vez de autos particulares. También se caracteriza por la arquitectura bioclimática de sus edificios, construidos para minimizar el consumo energético. Este barrio es un modelo de cómo se puede vivir de manera cómoda y moderna en un entorno que favorece la naturaleza y el bienestar de sus habitantes.

Estos y otros ejemplos alrededor del mundo nos enseñan que es posible construir y vivir dignamente en entornos sustentables que respetan el medio ambiente y mejoran la calidad de vida.

Volviendo a Cabo del Este, su vasto territorio en gran parte sin intervención humana representa una oportunidad única para concebir comunidades sostenibles que preserven y realcen el ecosistema. La belleza natural de esta región, sus paisajes prístinos, arroyos y vistas espectaculares ofrecen un atractivo incomparable para quienes buscan un estilo de vida más conectado con la naturaleza. Además, la demanda por espacios residenciales en entornos naturales y sustentables está en aumento, y esta zona podría posicionarse como un referente en este tipo de proyectos.

Invertir en comunidades de bajo impacto ambiental en Cabo del Este no solo responde a una tendencia en crecimiento; también ofrece a los habitantes un estilo de vida en conjunto con la naturaleza, donde pueden disfrutar de paisajes únicos y de un ambiente tranquilo. Esta zona tiene el potencial de convertirse en un legado para futuras generaciones, una prueba viviente de que el desarrollo puede convivir con su entorno natural.

Se trata de un llamado a todos los desarrolladores e inversionistas a mirar más allá de los modelos convencionales y a explorar nuevas fronteras en proyectos sustentables. Recordemos que el futuro no tiene que ser gris ni de concreto; puede ser verde y lleno de vida. Está en nosotros.