En el mundo de los desarrollos inmobiliarios también se han manifestado algunos de estos cambios. En esta publicación se han abordado ya los temas de la flexibilidad arquitectónica y el de la reconversión de espacios, por mencionar sólo algunos.

Menos explorado ha sido tal vez el esquema de la flexibilidad aplicada al arrendamiento de espacios laborales. ¿En qué consiste esto? En la renta de espacios de oficina arreglados bajo un acuerdo de no exclusividad. Una de sus modalidades es el co-working, el cual ya se había abierto buen camino incluso desde antes de la Pandemia. Otra opción, la cual sólo se reveló posterior a la crisis sanitaria, es la posibilidad de rentar los espacios acondicionados a oficinas por periodos bastante cortos, incluso menores a un mes.

Lo anterior, debido a que cada vez más empresas están operando en esquemas híbridos, es decir: sólo una parte de su plantilla laboral trabaja in situ, o sólo por ciertos periodos, dependiendo de los proyectos que se lleven a cabo.

De esta manera, se satisface una necesidad al arrendador a quien no resulta atractivo un compromiso extendido y/o exclusivo, debido a que sus necesidades se revelan siempre cambiantes. Así, las empresas pueden redirigir los fondos antes dedicados al arrendamiento convencional, a oportunidades que se traduzcan en estabilidad financiera o crecimiento.

La industria de las oficinas flexibles se ha robustecido gracias a esta oportunidad. Tanto, que el International Workplace Group estima que las ganancias de la industria de arrendamiento de espacios laborales flexibles rondan los 25,000 millones de dólares anuales.