La primera impresión era impactante porque realmente se veía que el futuro turístico de nuestro país vendría a transformar radicalmente la concepción que se tenía del turismo de playa de aquel entonces como lo era Acapulco, Zihuatanejo, Puerto Vallarta o Veracruz, lo que así fue, aunque se quedaron cortos ahora, a 40 años de distancia.

Evidentemente los avances tecnológicos en las formas de comunicar, la explosión demográfica que rebasó todo pronóstico y los movimientos migratorios de las grandes ciudades a los polos turísticos, demandan una actualización constante en términos de información y confianza para la comunicación.

En la actualidad la saturación de las grandes ciudades ha generado que un gran sector de sus habitantes esté volteando hacia otras entidades para buscar nuevos horizontes y oportunidades y así mejorar su calidad de vida, para lo que basan sus decisiones en la información disponible para evaluar sus posibilidades de éxito al mudarse.

En el caso de Los Cabos, esta situación ha impactado de forma notable y diferenciada, principalmente en el sector social de la clase media alta, alta y muy alta. Las señales son claras sobre todo en el tema profesional, financiero y en la apertura de nuevos negocios enfocados a temas de interés turístico como bienes raíces, diseño de proyectos individuales y en el sector de desarrollos turísticos integrales, así como en el sector de servicios y proveeduría o en negocios relacionados con el turismo.

Por supuesto la demanda de vivienda tanto en renta como en compra de inmuebles se ha incrementado irremediablemente y por ende la necesidad de contar con viviendas de cierto nivel, escuelas, servicios varios y búsqueda de nuevas formas de entretenimiento social y amenidades sobre todo para familias jóvenes con hijos pequeños o adolescentes, para los que existen muy escasas ofertas.

Es obvio que destaca, al mismo tiempo, la problemática del suministro de agua potable, drenaje, energía y muy en especial la movilidad que se está convirtiendo en un serio obstáculo para la vida cotidiana.

Y es en estos rubros donde la comunicación y la confianza se enfrentan a la realidad. ¿Hasta qué punto se conocen las capacidades y limitaciones de un destino como Los Cabos, que por un lado resulta muy atractivo por su belleza natural y las oportunidades que están a flor de piel, pero por otro, no nos muestra del todo sus graves problemas que tarde o temprano afectarán a los nuevos colonos como a los que ya radican aquí y que no ocultan su preocupación para la solución pronta y eficaz de esos problemas?

En conclusión, la comunicación y la confianza en la información que la comunicación debe contener, es fundamental, de ahí el cuidado extremo en la selección de las fuentes de información y de las formas que esta información merece ser compartida, sin olvidar que estos ingredientes son esenciales para los mercadólogos y comunicadores que tendrán que esmerarse –también-, en aplicar altas dosis de creatividad sin perder la objetividad en su mensaje.