Invertir en capital humano:
experiencia o juventud
Por: Lic. Alejandro Rodríguez Balsa
En estas circunstancias, las plantillas de trabajo con más antigüedad necesitan mejorar sus habilidades para mantener un perfil de empleabilidad, competitividad y productividad.
Desgraciadamente, esta tendencia avanza paralelamente con el incremento del valor que han obtenido las habilidades digitales, la cuales se asocian con la demografía más joven, mientras que los puestos de planta, los cuales se asocian con demografías de edades más avanzadas, son cada vez menos.
Se prevé que el millenial promedio tendrá de 15 a 20 empleos en su vida, incluyendo cuatro en la primera década después de la universidad.
De acuerdo con el estudio de Adecco Group y BCG, el 72% de los jóvenes espera que la naturaleza de su empleo cambie cada 5 años por lo menos, en comparación con el 58% de sus colegas de mayor edad.
En la actualidad, muchos empleadores creen que las ganancias por la inversión en trabajadores más antiguos son menores que las que obtienen en invertir en empleados más jóvenes. Esta actitud, inevitablemente, disminuye el entusiasmo de los empleados con más edad de adquirir nuevas habilidades. Estudios muestran la conexión entre el envejecimiento y una menor participación en programas de aprendizaje continuo, especialmente en los trabajadores con bajo nivel de habilidades.
Sin embargo, invertir en los jóvenes no es por sí mismo, suficiente. Los trabajadores pueden contar con habilidades técnicas, pero puede que no estén listos para la plantilla laboral, les puede faltar experiencia y habilidades interpersonales, y también puede ser que se hayan graduado de sistemas educativos que no hayan estado al día con los avances en la tecnología. Es por ello que las compañías invierten más ahora en nuevos trabajadores no experimentados y esperan más tiempo para obtener utilidades.
Sin embargo, si los empleadores invirtieran más en la capacitación, entrenamiento y especialización de los empleados expertos de su plantilla de trabajo actual – muchos de los cuales ya poseen las habilidades interpersonales y se han adaptado a la cultura de la compañía – ayudarían a estos trabajadores a seguir siendo miembros productivos.
La capacitación y especialización no sólo puede ayudar con el reto de la población más antigua.
Tomemos el ejemplo de la tendencia de las contrataciones externas para funciones no esenciales.
Las contrataciones externas generalmente abarcan trabajadores con salario mínimo y medio, o funciones de respaldo como personal de contabilidad, que más tarde quedan fuera de los programas de prestaciones corporativas de sus clientes, incluyendo aumentos de salario mínimo y programas de capacitación que impulsan la productividad y la alineación de la cultura corporativa.
Si bien los empleados externos pueden tomar nuevas capacitaciones por su cuenta, la brecha entre su trabajo y sus clientes podrían aumentar. Si sus empleos se vuelven redundantes y no tienen la oportunidad de desarrollar habilidades de acuerdo con las necesidades del cliente, se encuentran entonces en una posición precaria para aplicar a nuevos puestos de trabajo.
En algunos mercados se puede observar que la economía informal o los acuerdos laborales alternativos crecen más rápidamente que la creación de empleos tradicionales, lo que presenta sus propios retos.
En muchos sistemas legales y sociopolíticos, el acceso y financiamiento de prestaciones y seguridad social, como bienestar y cuidado de la salud asequibles, siguen ligadas a las estructuras tradicionales de empleo.
Los trabajadores en la economía informal son completamente responsables de su propio desarrollo de habilidades. “Hay tantas maneras distintas de lograr una carrera”, opina Jimmy Greer, Encargado de Sustentabilidad en la Asociación de Contadores Certificados Colegiados. “Dentro de la economía informal, hay mucho más riesgo para el individuo. Parte de esto será la capacitación, o sobre el desarrollo, claro, lo que en su momento puedo haber sido la responsabilidad del empleador. Ahora esta obligación descansa sobre las personas”.
Uno de los grandes generadores de lealtad de las empresas es la capacitación y entrenamiento enfocado en el logro de objetivos.
Es una inversión que sin duda tiene un regreso de 10 a 1.
Si tienes dudas podemos conversar.
En estas circunstancias, las plantillas de trabajo con más antigüedad necesitan mejorar sus habilidades para mantener un perfil de empleabilidad, competitividad y productividad.
Desgraciadamente, esta tendencia avanza paralelamente con el incremento del valor que han obtenido las habilidades digitales, la cuales se asocian con la demografía más joven, mientras que los puestos de planta, los cuales se asocian con demografías de edades más avanzadas, son cada vez menos.
Se prevé que el millenial promedio tendrá de 15 a 20 empleos en su vida, incluyendo cuatro en la primera década después de la universidad.
De acuerdo con el estudio de Adecco Group y BCG, el 72% de los jóvenes espera que la naturaleza de su empleo cambie cada 5 años por lo menos, en comparación con el 58% de sus colegas de mayor edad.
En la actualidad, muchos empleadores creen que las ganancias por la inversión en trabajadores más antiguos son menores que las que obtienen en invertir en empleados más jóvenes. Esta actitud, inevitablemente, disminuye el entusiasmo de los empleados con más edad de adquirir nuevas habilidades. Estudios muestran la conexión entre el envejecimiento y una menor participación en programas de aprendizaje continuo, especialmente en los trabajadores con bajo nivel de habilidades.
Sin embargo, invertir en los jóvenes no es por sí mismo, suficiente. Los trabajadores pueden contar con habilidades técnicas, pero puede que no estén listos para la plantilla laboral, les puede faltar experiencia y habilidades interpersonales, y también puede ser que se hayan graduado de sistemas educativos que no hayan estado al día con los avances en la tecnología. Es por ello que las compañías invierten más ahora en nuevos trabajadores no experimentados y esperan más tiempo para obtener utilidades.
Sin embargo, si los empleadores invirtieran más en la capacitación, entrenamiento y especialización de los empleados expertos de su plantilla de trabajo actual – muchos de los cuales ya poseen las habilidades interpersonales y se han adaptado a la cultura de la compañía – ayudarían a estos trabajadores a seguir siendo miembros productivos.
La capacitación y especialización no sólo puede ayudar con el reto de la población más antigua.
Tomemos el ejemplo de la tendencia de las contrataciones externas para funciones no esenciales.
Las contrataciones externas generalmente abarcan trabajadores con salario mínimo y medio, o funciones de respaldo como personal de contabilidad, que más tarde quedan fuera de los programas de prestaciones corporativas de sus clientes, incluyendo aumentos de salario mínimo y programas de capacitación que impulsan la productividad y la alineación de la cultura corporativa.
Si bien los empleados externos pueden tomar nuevas capacitaciones por su cuenta, la brecha entre su trabajo y sus clientes podrían aumentar. Si sus empleos se vuelven redundantes y no tienen la oportunidad de desarrollar habilidades de acuerdo con las necesidades del cliente, se encuentran entonces en una posición precaria para aplicar a nuevos puestos de trabajo.
En algunos mercados se puede observar que la economía informal o los acuerdos laborales alternativos crecen más rápidamente que la creación de empleos tradicionales, lo que presenta sus propios retos.
En muchos sistemas legales y sociopolíticos, el acceso y financiamiento de prestaciones y seguridad social, como bienestar y cuidado de la salud asequibles, siguen ligadas a las estructuras tradicionales de empleo.
Los trabajadores en la economía informal son completamente responsables de su propio desarrollo de habilidades. “Hay tantas maneras distintas de lograr una carrera”, opina Jimmy Greer, Encargado de Sustentabilidad en la Asociación de Contadores Certificados Colegiados. “Dentro de la economía informal, hay mucho más riesgo para el individuo. Parte de esto será la capacitación, o sobre el desarrollo, claro, lo que en su momento puedo haber sido la responsabilidad del empleador. Ahora esta obligación descansa sobre las personas”.
Uno de los grandes generadores de lealtad de las empresas es la capacitación y entrenamiento enfocado en el logro de objetivos.
Es una inversión que sin duda tiene un regreso de 10 a 1.
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