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Finanzas sustentables: el desafío

Por: Lic. J. Eduardo Tapia Zuckermann

La emergencia ecológica que se avecina sobre el mundo durante la segunda mitad del siglo XXI da la pauta para cambiar el paradigma con el que hemos trabajado el tema del desarrollo inmobiliario. México, y más específicamente Los Cabos, no será la excepción respecto de los cambios que deberán implementarse para mantenerse relevante.
La emergencia ecológica que se avecina sobre el mundo durante la segunda mitad del siglo XXI da la pauta para cambiar el paradigma con el que hemos trabajado el tema del desarrollo inmobiliario. México, y más específicamente Los Cabos, no será la excepción respecto de los cambios que deberán implementarse para mantenerse relevante.
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Nuestro municipio ha crecido poblacionalmente muy por arriba de la métrica nacional y desde el fin de la contingencia sanitaria derivada del Covid-2 ha sido importante destino de inversiones nacionales y extranjeras. En este contexto, ya en entregas anteriores vimos cómo la infraestructura no es la suficiente para albergar un desarrollo de primer mundo para los siguientes quince años.

Aquí la sustentabilidad en materia inmobiliaria será factor crucial para seguir el ritmo de crecimiento que se ha venido presentando durante los últimos tres años no sólo en Los Cabos, pero también en La Paz. Si no implementamos obras que aseguren suficiencia de agua potable, tratamiento de descargas residuales y una movilidad adecuada seremos un ejemplo más de cómo los mexicanos no logramos ponernos de acuerdo por el bien de un destino turístico. Ejemplos sobran.

Ahora bien, al dividir el concepto amplio que constituye la sustentabilidad debemos anotar que su concepción específica para este artículo atañe la parte económica; es decir, las connotaciones ecológicas, constructivas y sociales no serán objeto de mayor comentario.

El aspecto económico es básico porque si Los Cabos deja de ser sustentable en su ciclo financiero no podrá seguir con marcha exitosa en su búsqueda de consolidación como un destino de clase mundial porque se debe ser autosuficiente en sus finanzas internas y no esperar subsidios federales o estatales que le permita atender sus gastos de operación tales como nómina, mantenimiento, pago de contribuciones, ahorro e inversiones y necesidades de infraestructura. Sobra decir que ningún municipio en México es autosuficiente o, dicho en términos de lo aquí plasmado, autosustentable, pero sí hay grados diversos de autonomía en su gestión interna.

Vemos el mal ejemplo que las entidades federativas han puesto en la conducción de los municipios porque dichas entidades no han sido eficientes para generar una buena parte de su hacienda por medio de contribuciones locales, un adecuado programa de gasto gubernamental y prácticas institucionales para evitar la corrupción en mayor medida. La receta estatal es apoyarse en las participaciones federales que constituyen, al amparo de la coordinación fiscal federal, la mayor fuente de ingresos de los estados y, por consiguiente, la de los municipios que han seguido la equivocada pauta local.

Los Cabos es de los municipios más ricos en términos de los rubros que generan divisas y constituyen fuente de riqueza del erario. En la sustentabilidad que comentamos Los Cabos puede gestionar de mejor manera el cobro de derechos de zona federal marítimo terrestre (playas), arroyos y puertos dada la extensión superficial. El rubro de derechos por la expedición de licencias de construcción y otros rubros relacionados con la construcción debe ser una veta de bienestar municipal que, junto con el cobro del impuesto predial y la cooperación para el cobro de impuestos estatales y federales debe ser suficiente como para tener un adecuado presupuesto para atender la creciente demanda que, afortunadamente, todavía representa la marca de Los Cabos en México y en el mundo.

Mientras exista la voluntad de la sociedad civil y del gobierno municipal Los Cabos podrá representar el primer ejemplo de un municipio sano en sus finanzas y autosustentable. ¿Podremos?

Nuestro municipio ha crecido poblacionalmente muy por arriba de la métrica nacional y desde el fin de la contingencia sanitaria derivada del Covid-2 ha sido importante destino de inversiones nacionales y extranjeras. En este contexto, ya en entregas anteriores vimos cómo la infraestructura no es la suficiente para albergar un desarrollo de primer mundo para los siguientes quince años.

Aquí la sustentabilidad en materia inmobiliaria será factor crucial para seguir el ritmo de crecimiento que se ha venido presentando durante los últimos tres años no sólo en Los Cabos, pero también en La Paz. Si no implementamos obras que aseguren suficiencia de agua potable, tratamiento de descargas residuales y una movilidad adecuada seremos un ejemplo más de cómo los mexicanos no logramos ponernos de acuerdo por el bien de un destino turístico. Ejemplos sobran.

Ahora bien, al dividir el concepto amplio que constituye la sustentabilidad debemos anotar que su concepción específica para este artículo atañe la parte económica; es decir, las connotaciones ecológicas, constructivas y sociales no serán objeto de mayor comentario.

El aspecto económico es básico porque si Los Cabos deja de ser sustentable en su ciclo financiero no podrá seguir con marcha exitosa en su búsqueda de consolidación como un destino de clase mundial porque se debe ser autosuficiente en sus finanzas internas y no esperar subsidios federales o estatales que le permita atender sus gastos de operación tales como nómina, mantenimiento, pago de contribuciones, ahorro e inversiones y necesidades de infraestructura. Sobra decir que ningún municipio en México es autosuficiente o, dicho en términos de lo aquí plasmado, autosustentable, pero sí hay grados diversos de autonomía en su gestión interna.

Vemos el mal ejemplo que las entidades federativas han puesto en la conducción de los municipios porque dichas entidades no han sido eficientes para generar una buena parte de su hacienda por medio de contribuciones locales, un adecuado programa de gasto gubernamental y prácticas institucionales para evitar la corrupción en mayor medida. La receta estatal es apoyarse en las participaciones federales que constituyen, al amparo de la coordinación fiscal federal, la mayor fuente de ingresos de los estados y, por consiguiente, la de los municipios que han seguido la equivocada pauta local.

Los Cabos es de los municipios más ricos en términos de los rubros que generan divisas y constituyen fuente de riqueza del erario. En la sustentabilidad que comentamos Los Cabos puede gestionar de mejor manera el cobro de derechos de zona federal marítimo terrestre (playas), arroyos y puertos dada la extensión superficial. El rubro de derechos por la expedición de licencias de construcción y otros rubros relacionados con la construcción debe ser una veta de bienestar municipal que, junto con el cobro del impuesto predial y la cooperación para el cobro de impuestos estatales y federales debe ser suficiente como para tener un adecuado presupuesto para atender la creciente demanda que, afortunadamente, todavía representa la marca de Los Cabos en México y en el mundo.

Mientras exista la voluntad de la sociedad civil y del gobierno municipal Los Cabos podrá representar el primer ejemplo de un municipio sano en sus finanzas y autosustentable. ¿Podremos?

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