Contratar un despacho de arquitectos, ¿inversión o gasto?
Por: Arq. Alejandrina Solorzano
En estos casos, cuando la construcción no queda funcional lo más común es derribar muros y levantarlos de nuevo, siendo que estas adaptaciones son innecesarias y sin lugar a duda se hubiesen ahorrado en el caso de haber planeado perfectamente antes de construir.
Bajo esta premisa es importante tomar en cuenta el valor de nuestra obra y preguntarnos,
¿qué tanto estamos dispuestos a pagar por un buen diseño y una buena construcción? Aquí la explicación es sencilla, las obras perfectamente planeadas son estéticamente más
atractivas, se venden a mejor precio y tienen mayor plusvalía en términos de reventa.
Considerando la importancia de ese gran proyecto que se tiene en mente, para el que se está dispuesto a invertir tanto dinero, tiempo e ilusión, contratar a un despacho de arquitectura y una empresa constructora, supone la única garantía de que va a ser llevado a cabo por un grupo de profesionales y de que se obtendrá el resultado de calidad deseado.
Un despacho de Arquitectura es el encargado en diseñar los espacios, plasmar los esquemas y bocetos previos, elaborar el proyecto ejecutivo y dibujos técnicos necesarios, además de dirigir los trabajos para ejecutar las obras. Por otro lado, la empresa constructora es la encargada de ejecutar los trabajos en campo. Muchas veces ambos servicios se ofrecen por parte de la misma empresa lo que es mas cómodo y benéfico para la construcción al facilitar la comunicación entre ambas; pero en un mundo globalizado y con tanta oferta, decidir quien realizará mejor esta importante tarea no es fácil.
Ante una elección tan importante hay que tener en cuenta los siguientes puntos:
1.-Diseño. Para esto se implica la creatividad, cada despacho buscara que su proyecto sea
único, especial y diferente, adaptado a las necesidades específicas del cliente que le
contrata.
2.-Formación y Experiencia. No solo se debe estar preparado para concebir proyectos
interesantes, bellos y funcionales, sino que además saber cómo materializarlos según las
técnicas constructivas más adecuadas. La correcta elección de materiales puede significar la diferencia entre dolores de cabeza por su mantenimiento o grandes ahorros en el futuro.
3.-Administración y Gestión. Un despacho suele ser conformado por varios profesionistas
de diferentes ramas: ingenieros, arquitectos, administradores entre otros que trabajan en
conjunto para planificar y programar el desarrollo del proyecto en todas sus etapas, desde el diseño, trámites, y construcción de la obra. Ellos se encargan de manejar el presupuesto y el calendario, ya que tienen información clara de gastos necesarios e imprevistos durante el proceso.
4.-Ahorrar dinero. No me refiero a elegir un despacho “económico”, sino a tener en cuenta que un proyecto bien diseñado y materializado constructivamente será más sostenible y requerirá menos costos de mantenimiento. Contar con los servicios de un especialista te ayudará a adoptar soluciones mucho más eficientes energéticamente, contribuyendo a un mayor ahorro energético y económico a largo plazo.
5.-Valor agregado. El buen diseño y la buena construcción siempre aportan un valor
agregado. Mayor valor inmobiliario a una propiedad, atraer más clientes para un comercio o mayor productividad en los lugares de trabajo, además de contribuir a la mejora de la calidad de vida de los usuarios y del entorno urbano inmediato.
Es por todo esto, por lo que estoy convencida de los innumerables beneficios que conlleva
la contratación de un despacho de arquitectos y una empresa constructora. Es preferible
atrasarte uno o dos meses en el proyecto que construir una obra que no será funcional
durante toda su vida.
En estos casos, cuando la construcción no queda funcional lo más común es derribar muros y levantarlos de nuevo, siendo que estas adaptaciones son innecesarias y sin lugar a duda se hubiesen ahorrado en el caso de haber planeado perfectamente antes de construir.
Bajo esta premisa es importante tomar en cuenta el valor de nuestra obra y preguntarnos,
¿qué tanto estamos dispuestos a pagar por un buen diseño y una buena construcción? Aquí la explicación es sencilla, las obras perfectamente planeadas son estéticamente más
atractivas, se venden a mejor precio y tienen mayor plusvalía en términos de reventa.
Considerando la importancia de ese gran proyecto que se tiene en mente, para el que se está dispuesto a invertir tanto dinero, tiempo e ilusión, contratar a un despacho de arquitectura y una empresa constructora, supone la única garantía de que va a ser llevado a cabo por un grupo de profesionales y de que se obtendrá el resultado de calidad deseado.
Un despacho de Arquitectura es el encargado en diseñar los espacios, plasmar los esquemas y bocetos previos, elaborar el proyecto ejecutivo y dibujos técnicos necesarios, además de dirigir los trabajos para ejecutar las obras. Por otro lado, la empresa constructora es la encargada de ejecutar los trabajos en campo. Muchas veces ambos servicios se ofrecen por parte de la misma empresa lo que es mas cómodo y benéfico para la construcción al facilitar la comunicación entre ambas; pero en un mundo globalizado y con tanta oferta, decidir quien realizará mejor esta importante tarea no es fácil.
Ante una elección tan importante hay que tener en cuenta los siguientes puntos:
1.-Diseño. Para esto se implica la creatividad, cada despacho buscara que su proyecto sea
único, especial y diferente, adaptado a las necesidades específicas del cliente que le
contrata.
2.-Formación y Experiencia. No solo se debe estar preparado para concebir proyectos
interesantes, bellos y funcionales, sino que además saber cómo materializarlos según las
técnicas constructivas más adecuadas. La correcta elección de materiales puede significar la diferencia entre dolores de cabeza por su mantenimiento o grandes ahorros en el futuro.
3.-Administración y Gestión. Un despacho suele ser conformado por varios profesionistas
de diferentes ramas: ingenieros, arquitectos, administradores entre otros que trabajan en
conjunto para planificar y programar el desarrollo del proyecto en todas sus etapas, desde el diseño, trámites, y construcción de la obra. Ellos se encargan de manejar el presupuesto y el calendario, ya que tienen información clara de gastos necesarios e imprevistos durante el proceso.
4.-Ahorrar dinero. No me refiero a elegir un despacho “económico”, sino a tener en cuenta que un proyecto bien diseñado y materializado constructivamente será más sostenible y requerirá menos costos de mantenimiento. Contar con los servicios de un especialista te ayudará a adoptar soluciones mucho más eficientes energéticamente, contribuyendo a un mayor ahorro energético y económico a largo plazo.
5.-Valor agregado. El buen diseño y la buena construcción siempre aportan un valor
agregado. Mayor valor inmobiliario a una propiedad, atraer más clientes para un comercio o mayor productividad en los lugares de trabajo, además de contribuir a la mejora de la calidad de vida de los usuarios y del entorno urbano inmediato.
Es por todo esto, por lo que estoy convencida de los innumerables beneficios que conlleva
la contratación de un despacho de arquitectos y una empresa constructora. Es preferible
atrasarte uno o dos meses en el proyecto que construir una obra que no será funcional
durante toda su vida.
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